domingo, abril 13, 2008

Uno de los crímenes de Marcos.

Primero una liebre en llamas. Luego el dibujo de un grito ahogado perdiéndose en las profundidades del miedo. Después intento de liberación, ribete de gris purpúreo, secreto pacto. Mares de niebla donde apenas la luz es trémula, danzante, descubriéndose al ritmo del aire. Luego la forma de la Quimera, la barba de Sócrates. La silueta de un perro rabioso mordiendo a un niño muy pobre. Entonces nota musical, sinfonía entera, riff de guitarra. Taza de café con leche, CD de Chick Corea, libro de segunda mano. En su altura máxima, ya cerca del límite, se entreven sexos, desuniones, sombras que se abrazan, bofetadas, caricias. Finalmente, luego de una última forma de sirena cantándole a Ulises, Marcos asfixia la colilla y el humo muere, llevándose para siempre su magia.